Recuerdos de época

Por Lalo Freyre

En la década del 70 los trabajadores habían conseguido el famoso fifty/fifty. Es decir que la participación del sector gremial en la distribución del ingreso se situó en uno de los porcentajes más altos de la historia reciente.

En la semana previa al 24 de marzo de 1976, no recuerdo hechos relevantes que tuvieran impacto en la sociedad, como sí lo tuvo el Mundial de Fútbol de 1978, que le sirvió al Proceso de Reorganización Nacional para disimular las atrocidades cometidas por el terrorismo de Estado.

Sí tengo presente que la profesión periodística se desarrollaba bajo una férrea censura de prensa. Yo todavía era estudiante de Periodismo. Recién comencé a trabajar a fines de 1977 en el desaparecido diario Los Principios. Un año después estaba en el servicio informativo de la también desaparecida radio LV2, y debíamos ceñirnos a ominosos instructivos emanados de la intervención militar. Por ejemplo, designar a las acciones de la guerrilla con esta frase: “…la banda de delincuentes terroristas autodenominada Montoneros/Erp…”

Pero quiero destacar esta verdad histórica. Antes del Golpe de 1976, se puede revivir el clima de opresión, miedo y secuestros, releyendo las páginas del diario La Voz del Interior en la última mitad de 1975. Postura valiente del matutino que le valió un atentado terrorista perpetrado por la patota del peronista de derecha Lacabanne.

Quiero mencionar el hecho histórico comprobable, faltaba menos de un año para un nuevo turno electoral, reflejado en aquella frase “hay que llegar aunque sea en muletas a las elecciones”, atribuida a Ricardo Balbin, por entonces el líder opositor de la UCR. Lo de llegar en muletas era porque el país estaba entrando en un clima de violencia extrema que se acercaba a una guerra civil, con su secuela de atentados, secuestros, detenciones ilegales, torturas, censura de prensa, intervención de las Universidades, abolición de la actividad sindical y clausura de locales partidarios.

El terrorismo de Estado para quien quiera profundizar su génesis, hay que buscarlo no únicamente a partir del 24 de Marzo de 1976, cuando se desplegó a sangre y fuego hacia toda la sociedad, sino mucho antes. Sugiero 1973. La masacre de Ezeiza, como punto de partida o hecho emblemático. En el gobierno democrático de Juan Domingo Perón, y sus grupos de choque deben rastrearse las primeras manifestaciones del terrorismo prohijado por el aparato estatal.

Como han demostrado los centenares de testigos que declararon en los juicios por crímenes de lesa humanidad en la Justicia Federal de Córdoba, fue demoledor y contundente el grado de infiltración que se introdujo en las formaciones guerrilleras y sus militantes, y, en general, en la sociedad toda (sindicatos, universidades, organizaciones barriales, etc.) por parte de los miembros de las fuerzas armadas de la época (terrorismo de Estado mediante), creando un momento que asfixió cualquier manifestación de libertad, crítica y participación popular.